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Construyendo nuestra casita con ruedas

No sé en qué momento empecé la auto-construcción de mi casa, al literal. Siempre había pensado en llevarla a cabo con maestros, pero un montón de incidencias me obligaron a desarrollar el total de la obra sin conocimiento técnico alguno, sin el manejo de herramientas, ni la fuerza necesaria para ello.


Pero, afortunadamente, cuento con una vasta experiencia en arquitectura, diseño y construcción, desde el ámbito administrativo específicamente y así como cualquier disciplina, la fuerza y el conocimiento se van ganando con la práctica.


También, Joaco se sumó a vivir esta experiencia y a compartir este sueño, a pesar de llevar poco tiempo juntos al momento de iniciar con el proyecto. Sin él, todo hubiese sido muy diferente y creo que bastante más duro y difícil. Joaco cuenta con una energía insuperable y tiene una habilidad innata para este tipo de trabajo, por lo que me he apoyado enormemente en él. A pesar de no haber tenido experiencia previa en el rubro, tiene un ojo bastante crítico, incluso a veces más crítico que el mío, por lo que ha sido muy fácil dialogar entre ambos en relación a lo que espero de la arquitectura del proyecto.



Ha sido un período de altos y bajos, días totalmente ineficientes y, al contrario, días extremadamente eficientes. Creo que, de haber llevado el registro y cierta documentación, quizás podríamos haber identificado los parámetros para definir los días óptimos para trabajar y podríamos habernos ahorrado un par de rabias por esos días en que no logras avanzar nada y aun así dedicas tu día a ello, dejando bastantes cosas de lado.


Me sorprende la manera en cómo se va perfeccionando el ojo en los detalles de la obra, en la anticipación de los imprevistos, en la preparación de las próximas partidas y en la planificación.


Si volviera atrás y tuviese nuevamente la oportunidad de empezar un proyecto como este, creo que hubiese hecho muchas cosas de distinta manera, más sencillas, más eficiente y más programado aún. Incluso cuando yo pensaba que ya estaba todo totalmente planificado, no estuvo ni cerca de lo necesario para llevar a cabo este proyecto como esperábamos.


Uno pensaría que al ser una casa tan pequeña va a ser todo más rápido y más fácil, pero, al contrario, cada espacio es un detalle y requiere de una terminación. Inclusive los muros, al ser de un espesor menor al que acostumbramos, para lograr tener un muro eficiente, requerimos hacer un procedimiento distinto.



Muchas veces me he cuestionado el lugar en que empezamos a construir, aunque nunca me lo cuestioné realmente, hasta ya avanzada la construcción. Ya estaba viviendo aquí en Buchupureo, un lugar del cual estoy completamente enamorada, rodeada de un grupo humano sencillo, honesto y con valores e intereses en común. Paisajes preciosos y olas perfectas. Aún con mucha naturaleza nativa y bastantes espacios con poca intervención humana. Un pueblo chico y muy tranquilo, con mucha vida de campo y mar, perfecto para vivir y contrariamente, imperfecto para construir.


Partimos en junio, en plena temporada de lluvia y muy cerca del mar. Invertimos bastante tiempo en evitar que los materiales se deterioraran, pero la lluvia no nos permitía avanzar, por lo que la corrosión partió haciendo lo suyo. Los materiales que había proyectado no los vendían en la zona, por lo que había que salir a comprarlos a cauquenes, más o menos 1 hora y media de viaje, había que planificarse bien para que no nos faltara material y a la vez no comprar de manera excesiva. Intentamos contactar y contratar a varios maestros, con los que no tuvimos éxito. Era un proyecto muy poco conveniente para cualquiera que fuera a trabajar con nosotros, sólo 12,5 metros cuadrados, muchos detalles y materiales a los que la gente local no está acostumbrada. Acá me doy cuenta que la sustentabilidad inicia desde la gestión y la planificación, ¿Qué tan eficiente es tu tiempo en construcción? ¿Con que materiales y con qué tipo de mano de obra cuentas en el lugar? Tardar más de lo necesario en etapa de construcción, deteriora los materiales que no debiesen quedar expuestos a los eventos climáticos y/o propios del lugar. Si las maderas se mojan, empiezan a pudrirse, si los fierros se oxidan, empiezan a perder rigidez y esa es tu base. ¿Cómo están los materiales al interior? ¿Cómo está el alma, el esqueleto? No es algo que se puede reparar más adelante, es algo que quedó y que determina el tiempo de vida útil de tu proyecto.




Sin embargo, a pesar de todos estos inconvenientes, con los cuales contaba para hacer realidad este proyecto, logramos llevarlo adelante. Nos vimos con las manos amarradas a empezar a construir por nuestra cuenta. Y ahora entiendo que todo lo sucedido fue una bendición. La dificultad de la casita era más de la esperada, todo el detalle que requiere no es algo que hubiese sido fácil de llevar con un equipo de maestros, la hermeticidad de la casa, el cuidado de materiales, las terminaciones, eran preciso de tratar con mucha dedicación y amor. Ahora con la casa bien avanzada, al entrar siento esa energía, esa dedicación, veo el amor, el noviciado constructivo y es algo que se va dentro de los muros y permanecerá en ellos.


Y aun cuando se ve como algo lejano y difícil de hacer, como todo en la vida, se aprende, se entiende, se practica y con el tiempo se va afinando hasta que se transforma en algo sencillo.

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